Cáncer de tiroides

tiroidectomíaContinuamos con la serie de notas sobre “cáncer de tiroides” y seguimos en donde lo dejamos, es decir, con la parte del tratamiento quirúrgico del mismo.

Tratamiento quirúrgico (3)

Hospitalización

Generalmente, el ingreso en el hospital se realiza el mismo día de la intervención, pero esto depende de los Servicios de Cirugía y  del estado general del paciente, riesgo quirúrgico, etc. En caso de hemitiroidectomía el paciente permanecerá en el hospital unas 24 horas después de la intervención y de uno a tres días después de una tiroidectomía total. En los casos en que la cirugía haya sido más compleja (vaciamientos ganglionares cervicales, cirugía de la recidiva) el ingreso hospitalario puede prolongarse, dependiendo de la complicación de la operación, de los drenajes y de las analíticas posteriores que, por ejemplo, miden las concentraciones de calcio en sangre.

Aunque es una pregunta frecuente, el tiempo de la operación es muy variable y dependerá de cada caso particular y de la técnica utilizada y no pudiéndose acotar a priori, y con carácter general, el tiempo estimado de  intervención.

La operación requiere la administración de anestesia general y, en casos especiales, es posible que durante, o después de la operación, sea necesaria la utilización de sangre y/o hemoderivados.

Un paso esencial es la realización de una primera biopsia intraoperatoria del tiroides. Hoy en día se acepta que con PAAF positivos para “Cáncer de Tiroides” no hace falta biopsia intraoperatoria, sin embargo, siempre es mejor confirmar el diagnóstico y biopsiar también los ganglios del cuello que parezcan sospechosos. De hecho, este paso puede llevar a variar el diagnóstico y la intervención original. Se realiza al abrir, durante la misma operación, y sin perjuicio de una biopsia posterior más pormenorizada.

En los casos de bajo riesgo en que no se demuestre preoperatoriamente la existencia de ganglios positivos, como hemos visto, se dan dos posiciones posibles: los que propugnan no hacer nada y los que propugnan vaciar de forma profiláctica el departamento central ya que, con frecuencia, hay ganglios afectados que no se reconocen macroscópicamente. En algunos centros, en un intento por conocer intraoperatoriamente si hay ganglios afectados por CT, se utiliza la técnica del ganglio centinela que permite valorar con más exactitud qué cadenas ganglionares pueden estar afectadas y, por tanto, conviene extirpar. Consiste en inyectar un colorante al inicio de la intervención (o bien un coloide radioactivo preoperatoriamente) y ver el primer ganglio que se tiñe o que muestra radioactividad. Si la biopsia de ese ganglio es positiva se completa la linfadenectomía central o se siguen los demás criterios que explicamos en Tipos de intervención y al analizar las particularidades de cada tipo.

En todo caso, tienes que tener claro que para realizar el tratamiento más adecuado y seguro para ti, es posible que, durante la cirugía, haya que realizar modificaciones del procedimiento por los hallazgos intraoperatorios, de modo que se extraiga cualquier tejido sobre el que se tenga sospecha de malignidad.

El dolor

Las tiroidectomías son poco dolorosas y no requieren muchos analgésicos después de la operación. Lo más frecuente es sentir un  dolor postoperatorio leve-moderado y requerir solo analgésicos de uso común domiciliario (ibuprofeno, nolotil, gelocatil, etc). A veces sólo queda una moderada cervicalgia por la postura durante la operación.

La herida

La mayor parte de las tiroidectomías se realizan a través de una incisión horizontal de no más de 5 cm  en la parte baja y anterior del cuello y con técnicas de cirugía mínimamente invasiva, la incisión final puede llegar a tener tan solo entre 2 y 3 cm. En general, la localización de ésta se decide en función de las características anatómicas del cuello, que pueden variar de un paciente a otro. Siempre que es posible se aprovecha un pliegue o arruga para disimula la incisión quirúrgica.

En todo caso, el tamaño de la incisión variará en función del tamaño y la consistencia de la lesión tiroidea así como de la necesidad de asociar vaciamientos ganglionares.

Durante unas semanas se puede apreciar cierta hinchazón y enrojecimiento que irá desapareciendo progresivamente. Hasta pasados como mínimos 6 meses desde la operación no se podrá valorar el resultado estético.

Si te operas en verano recuerda proteger la herida de la exposición directa al sol usando un filtro protector factor 50 con frecuencia o tapándote con un pañuelo. En la farmacia encontrarás unas tiras adherentes especiales para cicatrices que puedes cortar a su medida. Tienen la ventaja de que además de aislarlas del sol, llevan un tratamiento que permite mantener la hidratación de la piel.

Conviene hidratarla habitualmente, varias veces al día, los primeros meses. Para su cuidado te recomendarán: rosa mosqueta o cualquier crema especial para cicatrices.

Informe de cirugía

Es importante que tengas un informe completo de cirugía que incluya los hallazgos operatorios y cirugía realizada. En este informe no suele constar el resultado de la anatomía patológica ya que tarda unos días en confirmarse y tu ya habrás sido dado de alta en el hospital.

En todo momento debes tener claro tu tipo de carcinoma de tiroides y subtipo, si se ha podido determinar y es significativo así como el estadío en función del Tamaño, afectación ganglionar, presencia o ausencia de metástasis. (Clasificación TNM).

Después de la operación

Como veremos en Seguimiento tras la operación tendrás una nueva consulta con tu endocrinólogo que, con el informe de cirugía y la biopsia, además de con unos nuevos análisis que te solicitará, procederá a una reevaluación de tu nivel de riesgo o estadificación y, en el caso de que sea necesario, solicitará tratamiento de yodo radioactivo al departamento de Medicina Nuclear. Además  te irá ajustando la tiroxina como parte del tratamiento con hormona sustitutiva y/o te preparará de la forma adecuada para  el I131.

Como puedes ver en el apartado del  tratamiento con I131,  en algunos casos se puede proceder a la ablación de los restos tiroideos a continuación de la operación y, en otras se tendrá un plazo más largo que nunca debe sobrepasar los 6 meses. En estos últimos casos el endocrinólogo procederá a ajustarte la hormona sustitutiva a la espera de que empiece el momento de preparación necesaria al yodo radioactivo. Si por el contrario el I131 se va a dar en el mes siguiente de la operación podrán, bien ajustarte la dosis de tiroxina (si piensa usar TSH recombinante humana como método de elevación de la TSH para preparar la mejor absorción del I131) o bien dejarte sin hormona sustitutiva si la TSH elevada va a conseguirse mediante hipotiroidismo inducido.

 

Carlos Sánchez Juan

U. Endocrinología y Nutrición

Departamento Valencia-Hospital General

Universitat de València

 

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