La progresión alimentaria se entiende como la evolución de la alimentación desde el inicio de la tolerancia digestiva hasta alcanzar el máximo de diversificación de alimentos, texturas y cocciones. En el ámbito hospitalario son numerosas las situaciones clínicas donde es necesaria una progresión alimentaria. Ésta debe entenderse como un proceso dinámico, en función de diversos factores: situación clínica, cambios anatómicos o funcionales de los órganos que configuran el aparato digestivo y respuesta individual a la progresión. La duración de las diferentes etapas es individualizada, ya que no siempre es posible ni necesario pasar consecutivamente por todas las etapas.
Los objetivos principales de la progresión alimentaria son dos:
• Favorecer el confort posprandial después de un tiempo de reposo digestivo.
• Restablecer el trofismo intestinal para evitar una posible malabsorcíón.
Los objetivos secundarios son los siguientes:
• Garantizar y optimizar el estado nutricional, favoreciendo la recuperación funcional del paciente.
• Mantener el beneficio nutricional cuando se ha establecido la nutrición artificial previa.
• En procesos quirúrgicos del tracto intestinal, adaptar la alimentación a los cambios anatómico-funcionales ocasionados por la cirugía.
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